OXIDADO, LELO PERO TRASMITIENDO...

He visto que muchas personas escriben historias, pues yo me aventure, escribí algo, algo mas bien melancólico y loco que me salió como de las amigadlas...




La novia de Frankenstein.


por Travis Bickle.


No era Transilvania y cerca no había un lago Ness, pero al igual que estas dos, esta historia sucedió en una población fría, como el castillo de Drácula, y turbia como las aguas donde vive el monstruo escocés. La ciudad quedaba enclavada en una sabana y aún hoy, es mejor conocida como Bogotá.

Todos los días y al caer el sol tras los edificios, aparecía una vieja mujer, loca por conveniencia, que solía llevar una sombrilla rota en la mano derecha y un cigarro infinito en la izquierda. En la esquina de la Avenida 19 con Séptima, habitualmente se paraba la loca fémina, sin importar que cayeran litros de agua sobre su cabeza a causa de las colosales lluvias. La anciana siempre se veía con la mirada perdida, recitando poemas, con los cuales podía reunir unas cuantas monedas que le ayudaban para comprar panes rancios y pagar la renta de una pequeña pieza; la cual le servía de escondite el suficiente tiempo para evitar al sol. En su pequeño refugio era acompañada por un gato tuerto, y cojo, un sofá lleno de manchas de café, una estufa que funcionaba con gasolina y un montón de viejas revistas, libros y fotos. No obstante y entre todo ese muladar, en la pared, una bonita imagen brillaba, en ella, una hermosa mujer y un feo hombre podían observarse, una extraña fotografía en Blanco y Negro tomada en una plazoleta.

El hombre de la foto, era un joven maquinista Alemán, con poca experiencia, y lleno de problemas, un individuo que nació sin suerte, dinero y mucho menos algún tipo de belleza. Abrumado por las deudas, la mala fortuna y la idea de enamorarse alguna vez, decidió emprender un largo viaje y juntando las pocas monedas que le quedaban encima, cruzo el Atlántico. Llego al país en el año de 1930 para conducir uno de los trenes bananeros que venían desde Panamá y Antioquia, los cuales tenían por destino Bogotá. Su trabajo consistía en llevar el tren por las vías férreas recién inauguradas y atender cualquier contratiempo que se presentara. La labor era fácil, durante 7 años esa fue su rutina, la cual le dejaba tiempo para aprender español, ir de fiesta e intentar conquistar alguna dama, las dos primeras actividades eran sencillas, mientras que la ultima seguía siendo un inconveniente, no importaba que ganara buen dinero, no había mujer que quisiera involucrarse con una criatura tan desagradable y mucho menos se irían lejos con él, y no era para mas, su físico no ayudaba, tenia los dientes torcidos, grandes y amarillos, unas feas verrugas en el cuello, un grasoso pelo grueso como de caballo, un extraño color verde en su piel que heredo de su padre y unas manos gigantescas que igualaban el tamaño de sus pies, los cuales escondía en unas botas negras rectangulares. Resignado se dedico a frecuentar los burdeles de la ciudad y a emborracharse, las ganas de amar, le hacían sentir un gran globo en medio del estomago, esa falta de un verdadero amor, se convertía en una enfermedad. Con el corazón roto y sin ganas ya de buscar una compañera, un día fue invitado a una reunión que organizaban los dirigentes políticos de la época, los cuales creían que tener a un ciudadano foráneo entre sus líneas, sería una jugada maestra para captar más votantes, allí conoció a un importante empresario bogotano, el cual tenía un especial interés en el pavoroso gigante, durante un buen tiempo hablaron, con el final de la reunión, el notable hombre le propuso al miserable “verde” que por favor dictara unas clases de alemán a su hija, la cual sentía un gran interés por aprender idiomas, después de pensarlo dos minutos, acepto, finalmente el trato se cerró con un apretón de manos y una cita al otro día en la mansión del prestante ciudadano. Muy temprano llego, y con un poco de repugnancia la empleada lo llevo hasta un cuarto, siguiendo las órdenes al pie de la letra, lo instalo en una mesa donde había un diccionario español/alemán y alemán/español, tres lápices y un cuaderno de hojas blancas. Se sentó y se dispuso a esperar a su noble alumna, pasaron varios minutos y de pronto por la puerta, entro una elegante joven, de largo pelo negro deslumbrante, ojos verdes como esmeraldas, piel blanca hecha de porcelana fina, y una figura hechizante que llevo al engendro a un trance, la hermosa dama se sentó y sin ningún asco empezó a sentir un extraño interés por ese misterioso pero inocente ser, el no lo creía y ella no lo sabía, pero algo paso con los dos, el amor llego y ninguno se dio cuenta. Todo iba bien, los planes de matrimonio empezaron a concretarse, la idea de formar una familia, de irse a vivir al campo o a una playa, todo se veía posible y era fantásticamente realizable, hasta el día en que el esperpento recibió un telegrama de su madre, la cual le informaba del inicio de una sangrienta guerra en su país de origen y de una grave enfermedad que la aquejaba. Con lágrimas en sus deformes ojos, le informo a su encantadora novia la noticia y le anuncio su decisión de volver a Alemania. De nuevo se sintió miserable, pues cuando creyó que la felicidad junto a una mujer era posible, la vida le jugaría esta mala pasada. La despedida fue en la plaza de Bolívar, allí, él le pidió a un fotógrafo que los retratara, fundidos por la tristeza se despidieron, no sin antes hacer una promesa la cual el terrorífico hombre escribiría y firmaría detrás de la fotografía, en la cual se podía leer: “Prometo volver, espérame en la esquina donde nos dimos nuestro primer beso, por ahora me llevo conmigo todo tu ser el cual guardare hasta el final en mi corazón, te quiere, Frank E. Instein”.

El tiempo paso y un día la vieja mujer simplemente dejo de asistir a la esquina donde espero más de 70 años con ilusión, murió sola en su cuarto junto al demacrado gato que días después por hambre también la seguiría. La pobre enloqueció por la pérdida de su amor el cual jamás regreso a cumplir esa promesa y sucumbió esperándolo en el sitio que los dos habían marcado para el reencuentro.


Bonus track: Comfortably numb...


5 Response to "OXIDADO, LELO PERO TRASMITIENDO..."

  • Campanula Says:

    Que bueno q regresaste, y con una entretenida historia, gracias por tu ultimo comentario en mi blog, y de nuevo es bueno leerte.
    un abrazo


  • Lali Says:

    hola mi travis! que rico que regresaste. Te cuento que tu historia me tuvo entretenida, como siempre! la diferencia es que en este momento estoy en clasesde animaciòn 2d, jajaja y no deberìa estar leyendote obvio! pero muy bacano el cuento y muy triste... Espero que estès muy bièn y saludos desde el infierno caleño...

    un abracito!


  • Anónimo Says:

    Me brinca un ojo... es que me quedé muy condentrada leyendo y casi no parpadeé. hasta la señora me la imaginé. Te quedó del pu!
    :)


  • Tala Says:

    Me gustó y me recordó a la cancion esta de Diego Torres, Penelope creo que se llama... rico leerte, me quedaste debiendo el mensaje por fb!


  • Alexillopillo Says:

    Buena historia... esto podria llamarse "Frankenolope" tal vez? Al tipo me lo imagine mas como a Marv, el de Sin City, no se por que...